Desde Ucrania, ante la pregunta sobre si tenía miedo de las consecuencias de la guerra y de los misiles rusos dijo que «porque había vivido en Lanús», «que todos los días volvía a trabajar de madrugada» y que ahí sentía miedo.
La valentía impostada le duró menos de una semana. Alejandro Herlan, el ex vecino de Lanús, huyó rápidamente. Partió de Dnipro, la ciudad ucraniana, hacia Hungría con dos días de viaje en tren.
«Yo soy de Lanús y volvía todas las noches a mi casa, así que tanto miedo no les tengo a los misiles», dijó con una soltura que le duró pocó.
Herlan vivía en Ucrania junto a su esposa, Anna Koroleva en un pueblo cercano a Járkov -la segunda ciudad del país, cerca del límite noroeste con Rusia-. En 2016, al irse del país, se conocieron mientras bailaba milongas. Ahora está en la casa de un amigo del diplomático argentino que los ayudó a escapar. En detalle, Alejandro contó que fueron a la embajada de Argentina en Kiev, donde consiguió el número del cónsul argentino allí. «Es un crack, me vino a buscar en el auto porque cuando llegamos allá a la noche no había nadie. Ahora estoy en la casa de uno de sus amigos. Con él voy hasta la guerra contra Putín», dijo, manteniendo el buen humor dentro de la difícil situación.