Desde mayo no se realizaban sesiones ordinarias y los proyectos permanecían frenados en las comisiones. Entre ellos había alrededor de 100 presentados por vecinos que todavía no habían tomado estado parlamentario.

El Concejo Deliberante de Lanús llevaba tres meses sin sesionar, desde la última reunión ordinaria realizada el 22 de mayo. Durante ese período, los expedientes presentados por concejales y vecinos quedaban sin tratamiento y se acumulaban en las distintas comisiones. Según distintas fuentes, la cantidad superaba los 500 casos, a los que se sumaban entre 90 y 100 proyectos que ni siquiera habían ingresado formalmente.

Los rumores señalaban que los bloques opositores asistían a las comisiones, aunque no podían avanzar por la ausencia del oficialismo, lo que impedía alcanzar el número necesario para emitir dictámenes. De este modo, los expedientes quedaban paralizados mientras los concejales continuaban percibiendo sus dietas mensuales, una situación que generaba cuestionamientos entre los vecinos.

La falta de actividad legislativa coincidía con el período de campaña electoral, lo que alimentaba críticas por el uso del tiempo en actos partidarios en lugar de sesiones. En ese contexto, se recordaba que el HCD debía controlar al Ejecutivo, aprobar presupuestos, definir tasas y dar curso a las demandas ciudadanas, funciones que seguían pendientes a pocos días de las elecciones.